jueves, 22 de octubre de 2009


mis vacaciones

en mis vacaciones fui para falcon y dure un mes fui para las playas despues fui para puerto la cruz fui para pisinas y parques y playas no hice mucho

5 garado

El quinto no me fue real mente bien estuve casi de perder el año pero hice un esfuerzo y pase me la daba de malo pero tengo que cambiar y bueno el profesor Arnaldo y bueno me da consejo como mi familia estaba amenazado que si perdía el año me iba com. mi papa pero como ir eso me eforce un poco pero no fue tanto que bueno que mas el profesor por la buenas el bueno pero por la mala es malo por que si lo haces molestar no es bueno eso me paso en quinto` b`

lunes, 22 de junio de 2009

JOSÈ ANTONIO PÀEZ

Caudillo de la independencia y primer presidente de la Cuarta República de Venezuela (Curpa, 1790 - Nueva York, 1873). La multiplicidad de intereses que han arropado la llamada historia de la Independencia de Venezuela y el nacimiento de la República, durante el siglo XIX, encuentra su representación máxima en la figura de José Antonio Páez. Las circunstancias que condujeron a este hombre, de condición humilde, a convertirse en presidente de la República y en el gran defensor de Venezuela, no hacen sino dibujar un panorama de alianzas políticas y militares necesarias en un escenario de máxima inestabilidad. En su reverso, la historia revela las múltiples facetas de un hombre que, movido por el azar de una guerra civil con tinte independentista, declinaba su rostro en peón de hacienda, comerciante de ganado, jefe de los ejércitos llaneros y gran caudillo de la patria.
Muy lejos de la Caracas criolla de ímpetus revolucionarios y asideros conservadores de finales del siglo XVIII, José Antonio Páez nació en Curpa, estado Portuguesa, el 13 de julio de 1790. Era descendiente de canarios e hijo de Juan Victorio Páez y María Violante Herrera, ambos de fortuna muy escasa. La familia se encontraba más bien desarticulada; el padre vivía en la ciudad de Guanare y trabajaba para el gobierno colonial en un estanco de tabaco, mientras la madre iba reservando destinos a sus ocho hijos.

Cuando tenía ocho años de edad, Páez fue enviado por su madre a estudiar en una pequeña escuela de Guama. Claro está que las letras no formaban parte de las expectativas de aquella familia, pues la Colonia no reservaba muchos derechos para las clases desposeídas. Sin embargo, nada de esto sería impedimento para que José Antonio Páez se formara en aquello por lo cual se distinguiría. La escuela de este hombre fue la que ofrecían los Llanos de Apure y su estirpe era la del llanero. Grandes extensiones de tierras con pastizales de elevado tamaño húmedos, secos o inundados, según la temporada, componían el paisaje de esta especie de hombres, cuya actividad era lidiar con las bestias del ganado caballar y vacuno en un horizonte que sólo se comprendía a sí mismo.
Huyendo de un incidente que le costó la vida a un bandido que quería asaltarle, Páez se internó en los Llanos y se empleó como peón en el hato de La Calzada, propiedad de Manuel Pulido. Bajo las órdenes del negro Manuelote, esclavo de Pulido y capataz de la hacienda, aprendió todo aquello que un llanero debe saber: ojear el ganado, el rodeo, la junta, herrar, enlazar, colear. Para todo ello tuvo que aprender a montar de forma tal que su cuerpo se fusionara con la bestia hasta parecer un centauro. "Imagínese el lector cuán duro debía ser el aprendizaje de semejante vida (diría Páez en su autobiografía), que sólo podía resistir el hombre de robusta complexión o que se había acostumbrado desde muy joven. Mi cuerpo, a fuerza de golpes, se volvió de hierro, y mi alma adquirió, con las adversidades en los primeros años, ese temple que la educación más esmerada difícilmente habría podido darle."
El Centauro de los Llanos
La ganadería se había convertido en ese entonces en un sustituto importante del derruido comercio del cacao, y ello atrajo a muchos comerciantes a fundar hatos allí donde consiguieran rodear a unas cuantas bestias salvajes. Tal era el caso de Pulido y lo sería también el de Páez, a quien aquél le ofreció la posibilidad de ayudarle en la comercialización del ganado en el hato del Paguey. Fue tal la destreza que adquirió Páez en esta actividad que decidió independizarse, conquistar sus propias tierras y vender su propio ganado.
Comenzó entonces una nueva vida para José Antonio Páez, que no abandonaría jamás. Cuando ejercía de pequeño comerciante todavía, en uno de sus acostumbrados recorridos de Acarigua a Barinas, conoció en el pueblo de Canaguá a Dominga Ortiz Orzúa, huérfana de diecisiete años con quien se casó en esa ciudad en julio de 1809. La vida conyugal se vería interrumpida por causa de la llamada Gran Guerra, iniciada en 1811, nutrida sólo por encuentros infrecuentes hasta 1821, cuando apareció Barbarita Nieves en la vida del futuro caudillo. Dos hijos nacieron del vientre de doña Dominga: Manuel Antonio y María del Rosario.
El estallido de una guerra civil fue la consecuencia más inmediata de la declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811 y la posterior sanción de una Constitución Federal. Las diferencias entre los criollos patriotas y los adeptos al entonces prisionero Fernando VII no fueron sino una de las aristas de la contienda; el bando "realista", comandado por Domingo Monteverde, se oponía también a la revolución, hallando la mayoría de sus fuerzas militares en los recién configurados ejércitos de pardos y esclavos. La cuestión de fondo era entonces una lucha entre clases y castas por la tenencia de la tierra, la obtención o pérdida de privilegios políticos, y por reivindicaciones estamentarias de los desposeídos.
Nada diferente sucedía en los Llanos de Apure, donde la situación se vivió como un confuso llamado a las armas. Las noticias llegaban por intermedio de algunos dueños de hacienda, quienes, aterrorizados por la posible pérdida de sus tierras, decidían armar sus propios ejércitos. Tal fue el caso de Pulido, quien no tardó en convocar a Páez para que le ayudara a entrenar a sus hombres en pro de esta causa defensiva. Resultaba muy difícil, sin embargo, que los llaneros lograran dibujarle un rostro distinto a su enemigo como no fuera el de su opresor más inmediato, y de ahí que muchos de ellos se unieran a la causa realista. En esta maraña de confusiones, cuyo resultado fue la capitulación de Miranda y la pérdida de la República en 1812, José Antonio Páez se definió como patriota y se incorporó a las tropas republicanas que mandaba Pulido.
El regreso de José Antonio Páez a los Llanos se produjo en 1813; en 1914 se trasladó a Mérida, donde permaneció hasta septiembre del mismo año, cuando volvió nuevamente a los Llanos. No saldría de este territorio hasta 1818, cuando sumó las suyas a las tropas del ejército de Bolívar. Páez, se dice, siempre estuvo enfrentado contra los realistas, con independencia de que los intereses que lo movilizaran tendieran, en un principio, más hacia la defensa de los territorios que hacia la llamada causa independentista. Reclutado y prófugo del batallón realista a cargo de Antonio Tíscar en 1813, logró armar progresivamente un poderoso ejército patriota que ya para 1818 era una de las principales fuerzas con las que contaba la Independencia.
La estrategia de reclutamiento era la de ofrecer tierras a cambio de lealtad militar; esta táctica se convirtió en una de las armas más poderosas a favor de la conquista de la Independencia en 1821, pero también fue lo que permitió a Páez convertirse en uno de los principales latifundistas del país. Hasta 1816 las batallas libradas por José Antonio Páez como capitán de caballería perseguían sólo el propósito de la defensa y conquista de nuevos territorios; la batalla de las Matas Guerrereñas, en noviembre de 1813, es una de las contiendas que se destacan de este período.
“EL VENDEDOR DE PALABRAS AMABLES”


En una ciudad muy moderna había un barrio llamado comunidad Los Valores. Todos sus vecinos eran gente seria, que se ocupaban en tareas importantes: Arreglar pleitos, construir caminos, sanar a los enfermos contar dinero…….. Pero la Comunidad Los Valores era un barrio muy triste, porque cada uno estaba tan orgulloso de su propio trabajo, que no apreciaba el de sus vecinos, y se esquivaban unos a otros y casi nunca se saludaban. En consecuencia los niños en la escuela no compartían tampoco jugaban y carecían muchas veces de modales, lo que trae como consecuencia estas actuaciones.

¡No hables con el niño de la Arquitecta! Decía la abogada a su hija.

¡No saludes al Ingeniero! Chillaba la Doctora a su marido.

Un día llegó a la Comunidad Los Valores un nuevo vecino, y colgó en su puerta un cartel que decía: <<>>

¡Vendedor de Palabras! ¡Eso no es una profesión! Decían los vecinos.

Pero el recién llegado empezó a ofrecer su mercancía. ¡Compren, Compren! ¡Palabras amables para todos los gustos! Decía una y otra vez.

Tanto y tanto insistió, que el ingeniero se decidió a probar el nuevo producto.

Póngame una docena de palabras de esas refunfuño. Es solo por probar…… y al salir, encontró a la doctora: Buenos días, Señora doctora ¿ Cómo va su trabajo en el hospital?

La doctora se sintió tan halagada, tanto…Que estuvo hora y media explicándole cosas de su profesión. Y luego pasó lo mismo con la arquitecta, y con el abogado….

Y la vida en la comunidad los valores cambió, por que todos descubrieron que el trabajo de los demás era importante y los valores de la amistad el respeto y la solidaridad y principalmente el amor, ya que es lo mas importante tanto en la familia como en la comunidad en que vivimos, así mismo debemos inclinar esos valores donde quiera que vamos,. Se a el colegio, el autobús, el abasto, los hospitales etc.

miércoles, 17 de junio de 2009

El oso que no lo era

Yo estaba leyendo una novela que era sobre un oso pero ya estaba por caer el invierno pero cuando callo el invierno el estaba en una cueva pero encima de esa cueva hicieron una fabrica y el subió una escalera y termino trabajando

sábado, 13 de junio de 2009

Mi salón de clase.


El día viernes el profesor nos puso alegre pero después nos dio un tiempo libre para salir a la camcha hasta la hora de salida, no es algo que hace todos los días pero la idea de el es enseñarnos Para
Pasar al siguiente Grado yo no pensaba que en primaria se podía
Repetir, el grado. ATT: marco garcia